
Yehuda Thaddai/Judas Tadeo. Patrono de las causas difíciles
En el santoral, pocos son tan venerados como Yehuda Thaddai (Judas Tadeo), apóstol y patrono de las causas difíciles y desesperadas. En su festividad, el 28 de octubre, las iglesias consagradas a él reciben a miles de devotos que invocan su nombre para que interceda ante el Altísimo por quienes viven momentos de tribulación, angustia y necesidad. Sin embargo, detrás de esta devoción se encuentra la figura de un apóstol cuya identidad en los textos sagrados requiere de una cuidadosa distinción para no ser confundido con el traidor.

AUTOR
MARCO GUERRERO
Judas Tadeo fue, según el relato bíblico, un discípulo cercano a Jesús de Nazaret. En los evangelios de Mateo y Marcos se le conoce como Tadeo, mientras que Lucas, en su evangelio y en los Hechos de los Apóstoles, lo nombra “Judas de Santiago”.
Esta dualidad ha llevado a los estudiosos a debatir su identidad, aunque la tradición ha unificado ambas figuras en una sola persona. Especificar su nombre es un esfuerzo de los primeros escritores cristianos por diferenciarlo de Judas Iscariote, el apóstol traidor. Junto a Simón el Cananeo, Judas Tadeo era uno de los apóstoles más apegados a la ley judía dentro del grupo de los doce. De hecho, Jerónimo de Estridón se refirió a él como “Trinomio”, el hombre de los tres nombres: Judas, Tadeo y Lebeo.

De un apóstol casi anónimo a un faro de esperanza.
La figura de Judas Tadeo demuestra cómo la fe transforma una historia de confusión y sombra en un legado de consuelo para quienes acuden a él buscando un milagro. Sus reliquias reposaN en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
ICONO GRIEGO, IMAGEN DE IA
Un Eco en la Última Cena
Judas Tadeo tiene una intervención memorable y reveladora durante la Última Cena, según relata el Evangelio de Juan. En un momento crucial, le pregunta a Jesús: “Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. El propio evangelista aclara: “Le dice Judas –no el Iscariote–”. Esta pregunta encapsula la personalidad de un hombre que debió cargar con un nombre estigmatizado en la tradición cristiana.
Como señaló el Papa Benedicto XVI al comentar este pasaje, la respuesta de Jesús es profunda: “al Resucitado hay que verlo y percibirlo también con el corazón, de manera que Dios pueda poner su morada en nosotros”. La pregunta de Tadeo abre la puerta a una de las enseñanzas más íntimas y profundas de Jesús.

Misión, Martirio y Legado
La tradición cuenta que, tras la ascensión de Cristo, Judas Tadeo emprendió un largo viaje misionero. Según la tradición oriental, murió en Beirut. Sin embargo, la versión occidental, más extendida, narra que evangelizó Mesopotamia y Persia junto a Simón el Cananeo. En la ciudad de Suamir, Persia, ambos apóstoles se enfrentaron a hechiceros paganos que les exigieron adorar a sus ídolos. Al negarse, los ejecutaron. Por este martirio compartido, la Iglesia Católica celebra su festividad junto a la de San Simón el 28 de octubre.


Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?