La Natividad es una celebración que trasciende lo religioso y se ha enriquecido con diversas tradiciones culturales en todo el mundo. A lo largo de la historia, esta fiesta ha evolucionado y se ha adaptado, fusionando orígenes paganos y significados cristianos.
La Natividad conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, figura central en la civilización occidental y la tradición cristiana. En esta festividad, celebramos la llegada de un personaje crucial en la historia religiosa y cultural de la humanidad. Aunque algunos pueden no ser devotos, la celebración de la Natividad es una tradición que muchos valoran profundamente.
Según el cristianismo primitivo, el nacimiento de Jesús no tenía la misma importancia que su pasión, muerte y resurrección. En los registros antiguos de las celebraciones cristianas, las cartas de Ireneo de Lyon y Tertuliano no mencionan la Natividad. Se cree que ni siquiera San Pedro, los apóstoles o San Pablo celebraron esta fecha. La Natividad aparece solamente en dos de los cuatro evangelios canónicos: Mateo y Lucas. Este último es el único que narra el nacimiento de Jesús en Belén, la población natal del rey David.
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A menudo, los críticos apuntan que la celebración navideña deriva de cultos paganos. Esto es algo que la Iglesia Católica nunca ha negado. En efecto, la Natividad se estableció para reemplazar festividades invernales paganas. Es verdad que se estipuló el 25 de diciembre para coincidir con las Saturnales, en honor al dios Saturno. En las Saturnales, los romanos antiguos celebraban con banquetes, regalos y días de descanso para los esclavos.
Festividades invernales remotas y el sincretismo
Las antiguas culturas, como la egipcia, mesopotámica y andina, celebraban festividades en torno al solsticio de invierno. Por ejemplo, los germanos celebraban el nacimiento de Frey, dios de la fertilidad, mientras que los incas rendían homenaje al sol, Inti. Este sincretismo religioso fue fundamental durante la evangelización en Europa y América.
En México, se evidencia este sincretismo entre la Natividad católica y las celebraciones prehispánicas del Panquetzaliztli. La celebración de la Virgen de Guadalupe, patrona de México, se mezcla con las festividades indígenas, resultando en un diciembre repleto de tradiciones únicas.
Las costumbres navideñas, como las posadas y pastorelas, muestran cómo la evangelización integró elementos locales. A pesar de la llegada del cristianismo, muchas comunidades indígenas continúan practicando su fe con devoción. Tras 200 años de libertad religiosa en América Latina, los pueblos originarios se han mantenido cristianos, preservando tradiciones antiguas.
Luces y macabeos
Por otro lado, en el judaísmo, el festival de Hanukahh que se celebra en torno al 25 de Kislev, no está vinculado al solsticio, sino a la victoria de los macabeos. Sin embargo, algunos eruditos creen que puede estar relacionado con la llegada del invierno.
Configurando la celebración en el cristianismo primitivo
La fecha del 25 de diciembre para la Natividad fue propuesta por el patriarca Juan Crisóstomo en el siglo IV. Más tarde, el erudito Dionisio el Exiguo realizó cálculos para establecer el nacimiento de Cristo en esta fecha. Aunque sus cálculos fueron erróneos, la tradición se consolidó con el tiempo.
La primera celebración documentada de un banquete en honor a la Natividad data del año 379 en Constantinopla. Esta costumbre se expandió por diversas regiones durante el final del siglo IV. Las iglesias orientales, sin embargo, celebran el nacimiento de Jesús el 6 de enero, el día de la Epifanía.
Jo, jo, jo
La figura de San Nicolás, obispo del siglo IV, es clave en la mitología navideña. Famoso por su generosidad, su legado inspiró la figura moderna de Papá Noel. En diferentes regiones, esta figura se traduce de diversas maneras, como Santa Claus en inglés o San Nicolás en alemán.
Navidad medieval
Otro aspecto significativo de la celebración navideña es la vigilia conocida como Misa de Gallo. Este rito, instaurado por el Papa Sixto III en el siglo V, es parte de la liturgia que hoy se celebra en todo el mundo católico. Durante la Edad Media, la peregrinación a la basílica de la Natividad en Belén se volvió popular, así como las representaciones teatrales que narran la historia de la Natividad.
Con el tiempo, los villancicos surgieron como una forma de celebrar la festividad. Estos cantos litúrgicos se adaptaron y evolucionaron, convirtiéndose en los villancicos que conocemos hoy. San Francisco de Asís es reconocido por establecer las representaciones de la Natividad, creando lo que hoy llamamos “nacimientos” o “belénes”.
Natividad, Reforma y desvaríos fanáticos
Durante la Reforma del siglo XVI, algunas iglesias protestantes optaron por conservar la celebración navideña, mientras que otras, siguiendo las doctrinas de Calvino, la abolieron, considerándola una celebración de paganismo. A pesar de las prohibiciones en lugares como Alemania, Suiza e Inglaterra, el deseo popular de celebrar la Navidad persistió.
Incluso en los primeros años de Estados Unidos, hubo intentos de prohibir la Navidad debido a la influencia de las ideas ilustradas. Muchos nativos y colonos, católicos y protestantes, disfrutaban de esta festividad que se había convertido en un lazo cultural entre las colonias y Gran Bretaña.
La idea de que el movimiento protestante es un baluarte de tolerancia y progreso es un mito. En futuras entregas, desmantelaremos esta noción y examinaremos cómo algunos fundamentalistas, exaltados por la Revolución Francesa, intentaron erradicar la Navidad. Estos intentos incluyeron la creación de un nuevo calendario tras la proclamación de la Primera República Francesa.
En el contexto del siglo XX, el comunismo también buscó suprimir la Navidad. Sin embargo, esos esfuerzos resultaron fallidos, y en el siglo XXI, persisten sus ecos. En países donde la festividad fue prohibida, la Navidad se restauró poco a poco. Esto dio lugar a nuevos elementos simbólicos que se expandieron y arraigaron en varias culturas del mundo.
El pino navideño
La tradición del árbol de Navidad tiene sus orígenes en la cultura germánica. Existen diversas teorías sobre su procedencia. Algunos sugieren un sincretismo con la festividad de la diosa Freyja, mientras que otros lo vinculan a Yggdrasil, el árbol sagrado de la religión nórdica y germánica antigua.
En el siglo XVIII, la Reina Carlota, consorte del Rey Jorge III, llevó esta tradición al Reino Unido. Durante el período victoriano, entre 1837 y 1901, el Imperio Británico alcanzó su máximo esplendor cultural. La Reina Victoria, enamorada de su esposo alemán, el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, promovió la adopción de costumbres navideñas en el Reino Unido y su vasto imperio.
Las olas de inmigración alemana por el mundo, especialmente en los imperios británico y español, ayudaron a globalizar el árbol de Navidad. Este símbolo se arraigó en Estados Unidos, que, gracias a su expansión y habilidad mercadotécnica, transformó la Navidad en una festividad que trasciende lo religioso.
La Navidad, una fiesta que fascina hasta a los no religiosos
Hoy en día, la Navidad se ha convertido en parte integral de la cultura popular. Estas fiestas decembrinas ya no se limitan a su trasfondo religioso. Independientemente de sus orígenes paganos o de su conexión con el nacimiento de Jesucristo, la Navidad se celebra en todo el mundo con alegría y diversidad cultural.
La Natividad no solo es un evento religioso, sino también una celebración cultural arraigada en diversas tradiciones alrededor del mundo. Desde costumbres y alimentos hasta villancicos y decoraciones, la Navidad sigue siendo un momento de unión y alegría, donde la historia y la fe se entrelazan para dar vida a una de las festividades más celebradas a nivel global.
La historia de la Navidad es rica y multifacética. Aunque sus orígenes están entrelazados con festividades paganas y elementos de la cultura antigua, la Natividad se ha transformado en un símbolo universal de esperanza y renovación.
A medida que nos acercamos a estas fiestas, recordemos la importancia de la historia y las tradiciones que han dado forma a esta celebración a lo largo de los siglos.