Neurodivergencias: Una forma incomprendida de vivir.

Las neurodivergencias: Un caleidoscopio de percepciones que revela la riqueza de la variación natural en la experiencia humana.
COMPARTIR
Neurodivergencias

Todos podemos ser tan normales o diferentes dependiendo de la lente con la que nos analicemos. Estudiar neurodivergencias permite identificar a personas con otras posibilidades de estar en el mundo, al percibirlo, sentirlo, comunicarlo; comprenderlo, crearlo o recrearlo.

Neurodivergencias y Neurodiversidad

Así como un caleidoscopio con que miramos diversas formas y colores posibles, dependiendo de los movimientos que dé nuestra mano al instrumento, el término de neurodivergencias permite identificar a una parte de la población humana que durante tiempo atrás se nos escapaba de la mira. 

¿Qué es neurodiversidad?

Fue Judy Singer, socióloga, psicóloga y activista, quien en 1998 acuñó el término para dar cuenta, a manera de sinónimo, de la biodiversidad neurológica. De la misma manera en que biodiversidad indica la coexistencia y diferenciación de varias especies en un ecosistema, la neurodiversidad define la variación natural entre un cerebro y otro en la especie humana. Bajo esta óptica todos los seres humanos, aunque somos de la misma especie e independientemente de nuestras características físicas, todos somos neurodiversos, ya que no existen dos cerebros iguales. 

¿Es lo mismo neurodivergencia que neuroatipicidad?

Se utiliza el término de neurodivergente o neuroatípico para referir a una parte pequeña de la población —se calcula que entre el 15 y 20%— la cual comparte un desarrollo neurológico en ciertos aspectos diferente del de la mayoría que se le conoce como neurotípica —según el DSM, que es el manual diagnóstico-estadístico de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, APA—. Las personas con autismo, incluidas sus variantes; con dislexia, TDAH, síndrome de Tourette, discalculia, disgrafia, por mencionar algunas, son neurodivergentes.

Como veremos esa parte de la población puede presentar umbrales variados de sensaciones ante estímulos particulares, bien sean sonidos, luces, sensaciones táctiles; también ante estímulos más internos, por ejemplo, los propios pensamientos o ciertas asociaciones cognitivas, y que finalmente tienen un impacto en la forma de comportarse y de resolver problemas. 

Algunas personas neurodivergentes pueden enfrentar desafíos al interrelacionarse con otros; hacer cálculos matemáticos; mantener la atención por periodos más prolongados; son inquietos, es decir, mueven el cuerpo o ciertas partes de éste constantemente; y, en mayor o menor medida, manifiestan sus emociones de formas que para los demás son poco comprendidas. En el caso de la discalculia, se cree que aproximadamente un 3 a un 7% de la población tiene dificultades con los números.

Hablar de neurodivergencia permite abordar aspectos distintos y con matices que tienen que ver también con el mundo interior: la autoconsciencia y autopercepción. Cabe mencionar que ser neurodivergente no implica tener una enfermedad o discapacidad. Se trata de personas con necesidades y retos distintos. Conviene que se les identifique lo más tempranamente posible para que, con ayuda profesional  -de la salud física y mental-, haya un mejor manejo en el día a día, al enfrentar desafíos en el entorno: familia, círculo de amigos, escuela, oficina o lugar de trabajo, evitando caer en ansiedad o depresión. 

Ventana de oportunidad

Reconocernos como divergentes permite entendernos, aceptarnos y trabajar en nuestras áreas de oportunidad lo mejor posible para vivir bien: hacernos entender, contribuir al bienestar propio y de quienes nos rodean. En ocasiones implicará seguir pautas para modificar, en cierta medida, nuestro entorno; en otras, convendrá buscar entornos más flexibles para sentirnos más tranquilos.

Disfruta la revista digital

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *