Mason Kodera emerge como un visionario que desafía los límites de la imaginación al combinar erotismo, belleza y funcionalidad en armonía perfecta. Sus obras, que abarcan desde joyería hasta accesorios de mesa, trascienden lo estético y nos invitan a una reflexión sobre la conexión entre el arte, la identidad y la experiencia humana.
Mason Kodera es un diseñador y artista experimental japonés actualmente radicado en Nueva York que lleva la creatividad y la imaginación a nuevas alturas al crear formas únicas que desafían las convenciones tanto en joyería como en accesorios de mesa. Cada una de sus obras incorpora una dimensión erótica, abordando la complejidad del yo humano a través de productos que trascienden su mera función, elevándose a la categoría de auténtica forma de arte.
“Exploro la existencia humana a través del erotismo. Iluminando momentos de autotrascendencia
– Mason Kodera
—sexo, amor y muerte—abordo la esencia del ser cuestionando qué es el yo.”
El erotismo, en su esencia, es una experiencia vivencial. Así, Kodera propone que el arte no deba ser solo un objeto de contemplación; más bien, se convierte en los productos que las personas poseen y utilizan, aquellos que fomentan una conexión profunda con el yo, convirtiéndose en el arte que debemos perseguir en nuestros días.
Joyas desde la intimidad
Una representación fascinante es el símbolo del esperma persiguiéndose a sí mismo, que evoca una búsqueda interminable de autodescubrimiento. Si bien la misión del esperma es fusionarse con el óvulo, se plantea la interrogante: ¿deberían todos los espermas, en su inevitable destino, seguir aspirando al óvulo? ¿Deben todos participar en una misión que trasciende su propia existencia?
En su creación de un anillo inspirado en la genitalidad femenina, Kodera rinde homenaje a la existencia materna, la cual aporta vida al mundo e irradia un poder divino y vasto. Este anillo te invita simbólicamente a regresar al útero, ofreciendo una sagrada protección y el cálido abrigo de una madre en los momentos difíciles de la vida.
Otro de sus ingeniosos diseños es un portaincienso que transforma la autoindulgencia en un momento preciado dedicado a un ser querido. El tiempo que se pasa contemplando a alguien es tan valioso como el tiempo compartido. Al encender el incienso que evoca recuerdos de tu amado, se fomenta el amor propio, permitiendo que la fragancia genere un momento sensual que nutre y enriquece el amor.
Por último, Mason Kodera presenta un cenicero como un audaz dispositivo erótico que convierte el acto de fumar en una acción que contamina los cuerpos de otros. La protrusión de la boca y el ano simbolizan el inicio y el final del cuerpo humano, actuando como portales que conectan el yo con el mundo exterior. La fluctuación de la existencia se revela a través del flujo de materiales que lo atraviesan, encapsulando la esencia misma de lo que significa estar vivo.
