
Thom Browne, la moda como manifiesto
Sumergirse en el universo de Thom Browne lleva a descubrir cómo la moda puede ser un manifiesto y no solo prendas de vestir
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Al entrar al mundo de la moda, uno espera ver pasarelas, colecciones y tendencias; pero pocas veces se encuentra con una experiencia que trasciende la simple vestimenta para convertirse en una declaración artística y cultural. Recientemente, tuve la oportunidad de sumergirme en el particular universo de Thom Browne. Lo que descubrí fue una lección sobre cómo la moda puede ser un manifiesto y no solo una prenda.
Visitar la tienda de Thom Browne fue, para mí, como entrar en otro universo, una cápsula estética donde el tiempo parecía haberse detenido en un imaginario escolar, pero con el inconfundible refinamiento de la alta costura. Como fashionista de la vieja escuela —de esas que crecimos admirando el glamour estructurado de Balenciaga o la elegancia sobria de Armani— debo admitir que quedé desconcertada y fascinada a partes iguales.
Desde que crucé la puerta, me vi rodeada por una especie de tribu uniforme: jóvenes y adultos, todos vestidos como estudiantes de un internado muy estilizado, con blazers ajustados, faldas tableadas, calcetas blancas y zapatos tipo Oxford que parecían diseñados con la precisión de una regla de arquitectura. No era un disfraz; era devoción. Cada uno de ellos parecía rendirle culto a un ideal estético que rechaza lo genérico y abraza lo meticuloso.
Identidad manifiesta
Thom Browne no viste cuerpos; construye personajes. Su tienda no es solo un espacio de compra, es un templo donde sus seguidores actúan como si estuvieran en una coreografía perpetua, manteniendo posturas, miradas y una actitud que mezcla solemnidad con ironía.
Desde mi perspectiva, no se trata simplemente de moda. Es performance. Es una especie de culto con reglas muy claras: silencio elegante, simetría y una cierta tristeza bella, como si todos supieran que su estilo es tan frágil como perfecto. Definitivamente, no es un lugar para quienes buscan ropa funcional. Es para aquellos que entienden que vestirse puede ser un manifiesto.