La reciente Semana de la Moda de Nueva York se destacó no solo por su distintivo calendario de Otoño/Invierno 2025, sino también por el debut de nuevos directores creativos, retornos emocionantes y una mezcla de sorpresas que desafiaron las convenciones del sector.
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La Semana de la Moda de Nueva York (NYFW) es reconocida a nivel mundial como un evento que marca el inicio de un mes nutrido de eventos en las grandes capitales de la moda. NYFW es quizás la semana de la moda más importante del mundo.
NYFW es la plataforma donde los consagrados y emergentes exhiben sus creaciones ante la industria, prensa y un público atento. Sin embargo, la edición Otoño/Invierno 2025, celebrada hace unos días, tuvo un carácter distintivo. A diferencia de otras ciudades que optaron por ajustar sus calendarios para alinearse con las semanas de moda masculina y de Alta Costura, Nueva York mantuvo su programación habitual. Esto ha resultado en una pausa inusual entre NYFW y London Fashion Week (LFW), lo que ha suscitado una variedad de reacciones entre los actores de la industria.
Un Respiro en el Calendario
El hecho de que Nueva York haya decidido no coincidir con los días de la asunción del nuevo presidente de los Estados Unidos, generó un respiro en un calendario saturado. La pausa de nueve días entre el cierre de NYFW y el inicio de LFW es vista por algunos como una oportunidad para recargar energías y brindar un espacio para que los asistentes se trasladen sin la presión de mantener un ritmo constante.
Sin embargo, esta brecha también llevó a que algunos profesionales del sector se cuestionen la necesidad de ajustes en sus planes de viaje. Algunos asistentes europeos vieron complicar su asistencia a esta edición, mientras que aquellos que lo hicieron probablemente padecieron limitaciones para la cobertura total del mismo.
El hecho de que esta edición de NYFW presentó un número reducido de desfiles (54 en total) llevó a que se diera la ausencia de algunos de los diseñadores más destacados. Nombres como Willy Chavarria, Proenza Schouler, Tommy Hilfiger y Ralph Lauren se ausentaron de la pasarela, lo que provocó un debate sobre el futuro de la Semana de la Moda de Nueva York. Este escenario nos invita a discutir las decisiones tomadas y las oportunidades quedadas al margen.
Nuevas mentes creativas jugándose el prestigio
Uno de los aspectos destacados de esta semana fue la llegada de nuevos directores creativos. La temporada trajo consigo la esperada reaparición de Calvin Klein Collection bajo la dirección de Veronica Leoni, quien optó por recuperar el minimalismo característico de los años 90. Leoni presentó una colección que combina la esencia del sportswear estadounidense con un toque contemporáneo, mostrando sastrería refinada y prendas exteriores que sugieren tanto comodidad como elegancia. El respaldo del propio Calvin Klein, quien se hizo presente, consolidó la base para la revitalización de la marca en el sector del lujo.
Por otro lado, Fforme con Frances Howie al mando, ofreció una propuesta que exploraba la sofisticación artesanal. La diseñadora, que ha trabajado anteriormente con marcas como Lanvin y Stella McCartney, presentó prendas innovadoras destacadas por su estructura y fluidez, reafirmando su deseo de transformar la marca en un referente de la moda contemporánea.
Regresos Triunfales
Esta temporada también fue testigo del regreso de diseñadores que habían estado ausente en tiempos recientes. Joseph Altuzarra, por ejemplo, presentó su colección en un intento por reafirmar su relevancia ante un mercado en constante cambio. Su enfoque en la elegancia funcional, con toques de glamour vintage, demostró la adaptación de su visión a un contexto moderno, algo esencial en un sector tan competitivo.
Christopher John Rogers, tras una ausencia de un lustro, volvió con una colección que celebró la resiliencia y la autoexpresión. Su propuesta integró bloques de color impactantes y formas innovadoras que redefinen la fluidez de las prendas de gala tradicionales. Rogers es un ícono de la vanguardia del diseño neoyorquino, y su regreso recordó el impacto que puede tener el arte sobre la moda.
Thom Browne cerró la semana con un espectáculo teatral que retó las convenciones de la moda, transportando a los espectadores a una experiencia estética inspirada en la observación de las aves. Cada prenda exploró las proporciones y la artesanía que ha caracterizado el trabajo de Browne a lo largo de los años. La pasarela se convirtió en un mundo donde el estilo y la fantasía se fusionan, llevando a los asistentes a una experiencia sensorial única.
Sorpresas
La Semana de la Moda de Nueva York es siempre un terreno fértil para la sorpresa. Carolina Herrera, famosa por sus diseños florales, optó por desafiar su propia tradicion al incorporar estos elementos en su colección de otoño. Sus vestidos de jacquard de estilo vintage y los bordados de rosas en resina demostraron que las flores no son exclusivas de la primavera, sino que pueden encontrar su lugar en el armario del otoño, fusionando lo clásico con lo contemporáneo. Este enfoque no solo resalta la versatilidad de la moda, sino también el dominio de la marca en mantener su esencia a lo largo de las temporadas.
Mientras tanto, Stuart Vevers de Coach continuó su exploración de los uniformes juveniles históricos a través de un filtro moderno. Su inspiración en “Kids” de Larry Clark abrió la puerta a la nostalgia, creando una conexión emocional con sus creaciones que resonó en los asistentes. Michael Kors, con su glamour nocturno y siluetas elegantes, dejo en claro su sofisticación con vestidos de lentejuelas y guantes de ópera.
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El epicentro de la industria
New York Fashion Week es y seguirá siendo un reflejo de los tiempos que corren, capaz de desafiar las normas y presentar visiones audaces que definen no solo lo que vestimos, sino también cómo vivimos. Nueva York ha reafirmado su papel como un epicentro creativo, donde cada desfile cuenta una historia única en el vasto y diverso panorama de la moda contemporánea.
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