Steph Orozco presenta “Línea de fuego” en el Centro Cultural Plaza Fátima. Esta instalación lúdica invita a probarse una prenda colectiva. Toma como punto de partida la experiencia del tianguis.
Steph Orozco es una diseñadora regia con una trayectoria ya destacada en la exploración de la moda en espacios de exposición de arte contemporáneo. Realizó una instalación en diálogo con Carlos Amorales bajo la curaduría de Marco Granados en el 2018, en la que presentó overoles intervenidos, abriendo la pregunta por la identidad del obrero en La Nave Generadores de Fundidora que fue en otro momento una fábrica. Ha presentado vestidos especialmente comisionados para exposiciones de arte como es el caso de la exposición Punto de partida, curada por Ana Elena Mallet o Diseño en femenino. México contemporáneo, curada por Ana Elena Mallet y Pilar Obeso, para las cuales creó una línea de trabajo sobre el blanco, que en conjunto va formando una especie de colección pensada para el espacio expositivo. Ahora presenta esta instalación de vestimenta pública nuevamente trabajando desde el blanco, retomando la dinámica y estructura de la experiencia del tianguis, uno de los orígenes conceptuales de su propuesta de diseñadora.
La relación estrecha entre arte y moda en la obra de Steph Orozco no solamente trata de su frecuente diálogo con el espacio expositivo sino que también surge como una de las necesidades de profundización de la moda como arte. La obra de Steph Orozco, quien mezcla la estética norteña con la lógica de la vestimenta asiática, se establece en la genealogía de lo que conocemos desde los años noventa como la anti-moda, una corriente que estableció el concepto por encima del espectáculo y del consumo. Las propuestas de los diseñadores que dieron vida a este movimiento permanecen relevantes en la práctica y en la historia del pensamiento de la moda.
Anti-Moda
A nivel conceptual e institucional, la anti-moda logró expandir el campo de acción de la moda al espacio de arte, y es frecuente hoy que los diseñadores que se identifican con esta corriente histórica, trabajan tanto en la moda como en el arte contemporáneo, como por ejemplo, Hussein Chalayan en Inglaterra, Steph Orozco (Estocolmo-México) o Bárbara Sánchez Kane (México), quien goza de una carrera internacional con la galería Kurimanzutto.
La anti-moda es el primer momento reflexivo de la moda como práctica e industria. La presencia de un concepto que cuestione el porqué de las cosas abrió este camino de la conciencia, y este fenómeno posibilitó la entrada de la moda a las exigencias expositivas del arte contemporáneo, poniendo al centro de la plática nociones como la producción, el consumo, el lenguaje y la identidad. Esta manifestación alterna de la experiencia de vestirse es un campo rico de posibilidades para este paradigma entre la moda y el arte.
No estoy hablando de la moda como forma de arte, ya que la moda es más que una forma de arte, es una institución con reglas propias, cuyo nivel de exigencia refleja la cultura que la produce, sino de la moda como lenguaje para el arte, y por lo tanto como experiencia de arte contemporáneo. El arte permite a la moda explorar las maneras en que al vestirnos nos es posible experimentar una manera diferente de pensar la vestimenta.
Línea de Fuego
La instalación aborda los temas recurrentes en mi trabajo, tales como la sobreproducción, el reuso, y los tiempos de confección en un taller artesanal en contraste con una línea de producción. También explora la búsqueda de siluetas ajenas a un cuerpo específico, la deconstrucción del lenguaje de difusión y comercialización de la moda, y alternativas para acercarnos a nuevas formas de vestir. Además, invita a reflexionar sobre nuestras apariencias, los lenguajes colectivos y la experiencia de vivir lo que llevamos puesto.
El escenario recrea e interpreta las instalaciones nómadas del tianguis, así como el comercio informal, donde la ropa se despliega según la forma del espacio. La ausencia de un cuerpo o la tridimensión permite que cualquier persona se sienta atraída por la silueta de la prenda y decida probarla sobre sí misma. Se genera así una dinámica viva, pública y experimental.
– Steph Orozco
Línea de fuego, inaugurada el 12 de septiembre en el Centro Cultural Plaza Fátima es una instalación lúdica que invita a probarse una prenda colectiva que toma como punto de partida la experiencia del tianguis donde el ojo y la mano se coordinan para encontrar prendas de segunda mano, y donde la selección no procede por reconocimiento de la silueta, como lo señala Orozco, sino por la experiencia múltiple e informe de la tela. Esta instalación autobiográfica está pensada como una escultura donde es preciso entrar y es una invitación a jugar y reconocerse. Un refugio provisional que remite a las construcciones textiles efímeras de la infancia, un espacio donde esconderse y vestirse comparten el mismo espacio tiempo, en una inmersión entre blancos y transparencias. El tianguis es el lugar donde la diseñadora tuvo su primer encuentro con la posibilidad del diseño. Diseñar como un acto de re-interpretación que convierte la materia en un refugio nos dice que vestirse no se encuentra en el cambio desenfrenado de las temporadas, sino en la oportunidad y la piel.
Sobre Steph Orozco
Monterrey, N.L., México, 1990. Diseñadora de Moda establecida en Estocolmo, Suecia. Dedicada al diseño de indumentaria, fotografía, poesía y arte entiende la moda como una disciplina expresiva y de experimentación.
Finalista en Project Runway Latinamerica 2013 y exponente en plataformas nacionales e internacionales como Nicaragua Diseña 2015, Abierto Mexicano de Diseño 2019, Fashion Revolution Week México 2021; en 2018 colaboró con el artista contemporáneo Carlos Amorales para la exposición “Protesta Fantasma” y ha sido partícipe en exposiciones colectivas como “Punto de Partida: Modas, tramas y textiles” en el Centro Cultural Fábrica de San Pedro en Uruapan (2022), Juxtapose Art Fair en el Centro Cultural Godsbanen en Aarhus, Dinamarca (2021), “Liquid Feast” en la agenda de Stockholm Craftweek 2022 y “Diseño en Femenino. México 1940-2022” en el Museo Franz Mayer (2023).
Desde 2014 lleva la dirección creativa de su proyecto homónimo Steph Orozco donde cuestiona la producción en serie, el ciclo de vida de las prendas y el comportamiento social a través de la moda abordándola desde diferentes perspectivas borrando la frontera entre disciplinas. Generando un imaginario inusual, explora la construcción de indumentaria y moda contemporánea mexicana bajo el gusto por el reuso de materiales, telas con notas del tiempo y la manipulación manual de siluetas a través de una producción artesanal que denomina “confección de una sola mano”.