Sejmet y Bastet encarnan la rica dualidad de la mitología egipcia, representando tanto la fuerza destructiva de la leona como la dulzura protectora de la gata, reflejando así las complejidades de la naturaleza y las emociones humanas a lo largo de los siglos.
La mitología egipcia se manifiesta a través de deidades que simbolizan aspectos complejos de la existencia humana y de la naturaleza. Entre las figuras más interesantes de la teogonía egipcia, se encuentran Sejmet y Bastet, diosas que, a través de la figura de la feroz leona y la tierna gatita, encarnan tanto la fuerza bruta del depredador como la habilidad social del animal doméstico. ¿Por qué los antiguos egipcios veneraban a los gatos? Es por uno de los relatos mitológicos más hermosos que existen, con el que inicia el Libro de la Vaca Celeste, un texto funerario del Imperio Nuevo (1539-1292 A.C.)
El relato mitológico
Según el mito, Ra, el Sol, el creador, tras generaciones gobernando la Tierra y el cosmos antes de cruzar los cielos en su barca, se encontraba en su senectud. Los humanos, asumieron que eso lo hacía débil y frágil, por lo cual, dejaron de adorarlo y comenzaron a faltarle al respeto con su vileza, al punto de conspirar para derrocarlo.
Ra, en represalia, decidió castigar a la humanidad en rebelión con una purga, creando así a Sejmet, su hija primogénita, diosa de la guerra y en general, de las actividades violentas de cuyo aliento nació el desierto y que en dualidad, era también la diosa de la curación. Sejmet, la leona, con ferocidad devoró y aterrorizó a los humanos facinerosos y mal vivientes.
Si bien Ra hizo lo que tenía que hacer para corregir el rumbo del mundo, le entró un profundo dolor y cierto remordimiento al presenciar la implacable ferocidad y sed de sangre y violencia de la divina leona, por lo cual, le preparó una bebida espirituosa con la cual le indujo un profundo sueño. Al despertar, Sejmet dejó de sentir esa irrefrenable pulsión por la violencia y, tranquila, la feroz leona se transformó en Bastet, la gata, diosa protectora de la felicidad, la armonía, el amor (sexualidad) y la fertilidad.
Bastet, en la figura del gato doméstico, representaba los rayos solares, en alusión a su lugar como hija de Ra, y era guardiana de los hogares y templos, por lo cual, los gatos son considerados protectores místicos. Eso si, la existencia de Bastet no significaba que los humanos tendrían impunidad ante sus comportamientos nefastos, ya que, si Bastet era perturbada y su ira provocada, regresaba a la forma de Sejmet, la leona y desataría el caos de nuevo.
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Iconografía y Culto
La representación de Sejmet, generalmente adornada con el disco solar y el uraeus, simbolizaba su relación con la realeza. Los antiguos egipcios sentían la necesidad de apaciguar su ira con rituales diarios en los templos, donde se ofrecían sacrificios de animales. En Egipto, existían más de 700 estatuas de Sejmet, las cuales se crearon en un estilo hierático, con la intención de perdurar a lo largo del tiempo.
Uno de los rituales más destacados era el “Festival de la Embriaguez”, donde Sejmet, enviada por Ra para castigar a la humanidad, inundó el mundo con sangre. Para detenerla, Ra utilizó cerveza teñida de rojo haciéndola creer que era sangre. Este mito se convierte en el fulcro de un festival donde los egipcios bailaban, bebían y rendían homenaje a la diosa, buscando apaciguar su furia.
Sejmet: La Diosa de la Guerra y la Curación
Sejmet, también conocida como Sekhmet, Sacmis o Nesert, era venerada como una diosa poderosa que representaba la guerra, la venganza y la curación. Su imagen, con cuerpo de mujer y cabeza de leona, evocaba tanto el terror como el respeto. Se decía que su aliento había dado origen al desierto y su ira podía desatar destrucción. Sin embargo, también se la consideraba un símbolo de sanación, capaz de fortalecer a sus adoradores y permitirles superar tanto a sus enemigos como a la enfermedad.
Temida y venerada al mismo tiempo, Sejmet era considerada la protectora de los faraones, siendo su guía en el campo de batalla. Según la genealogía divina, Sejmet era hija primogénita de Ra, el dios solar, Sejmet compartía un vínculo especial con otras deidades como Hathor y Bastet.
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Bastet: La Diosa de la Protección y la Armonía
En contraste con Sejmet, Bastet, conocida como Bast, era una diosa que representaba la protección, el amor y la armonía. Desde la Dinastía II, su culto se expandió en Egipto, simbolizando los aspectos pacíficos de la vida. A menudo se la representaba como un gato o una mujer con características felinas, portando el ankh, símbolo de la vida y el sistro, símbolo de su gusto por la música y las danzas.
La mitología de Bastet la asocia tanto con la protección de los hogares como con la maternidad, sosteniendo una dualidad entre su naturaleza pacífica y su capacidad de transformarse en leona cuando se veía amenazada. Su culto se centraba en la ciudad de Bubastis, donde miles de gatos fueron momificados en su honor, reflejando la profunda relación que los egipcios establecieron con estos animales.
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Sejmet y Bastet, celebraciones y culto
Las festividades en honor a Sejmet y Bastet, incluían ritos exuberantes con música y danza, especialmente durante la “Fiesta de la Embriaguez”. Estas celebraciones eran esenciales para mantener la paz con la diosa y evitar su ira, recordando a los fieles la importancia de la alegría y la comunidad.
Sejmet y Bastet no solo representan la dualidad de la naturaleza sino que también reflejan la complejidad de las emociones humanas. Estas deidades encapsulan la creencia en un mundo donde la guerra y la paz, la venganza y el amor, coexisten y se influyen mutuamente.
En la antigua cultura egipcia, el respeto por estas fuerzas de la naturaleza era fundamental, y su culto a través de deidades como Sejmet y Bastet sigue siendo un testimonio de la profunda espiritualidad y la rica mitología que caracterizan a una de las civilizaciones más fascinantes de la historia.
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