El final de Julio César en los idus de marzo

El magnicidio de Cayo Julio César en los idus de marzo de 44 a. C. desencadena una serie de eventos que acabarán con la República Romana. La traición de senadores y la búsqueda del poder alteran el rumbo de la historia, mientras el nombre César se convierte en símbolo de autoridad entre los futuros emperadores.

En los idus de marzo del año 44 a. C., un grupo de senadores conspiradores convocó a Julio César al Foro. Su objetivo era entregarle una petición para devolver el poder al Senado. Marco Antonio, inquieto por rumores de un complot, corrió al Foro. Quería detener a César antes de que ingresara a la reunión del Senado.

Sin embargo, los conspiradores interceptaron a César cerca del Teatro de Pompeyo. Lo llevaron a una habitación adyacente, donde le entregaron la petición. Según Suetonio, al comenzar a leerla, Tulio Cimber tiró de su toga repentinamente. Esto provocó la furia de César, que preguntó: “¿Qué clase de violencia es esta?”. César, como Pontifex Maximus, era intocable.

En un instante, Casca asestó un corte en el cuello de Julio César. Este, sorprendido, se volvió y le gritó: “¿Qué haces, Casca, villano?”. Era sacrilegio portar armas dentro del Senado. Casca, atemorizado, pidió socorro a gritos en griego. Al escuchar su petición, los demás conspiradores se lanzaron sobre César, incluido Bruto, uno de sus seres más querido.

César intentó salir del edificio para pedir ayuda. Pero, ensangrentado, tropezó y cayó. Mientras yacía indefenso, los conspiradores continuaron su ataque. Al menos sesenta senadores participaron en el magnicidio. Cayo Julio César recibió veintitrés puñaladas, pero solo una, en el tórax, fue mortal.

La frase que embelleció Shakespeare

Las últimas palabras de César generan debate en la historia. La versión mas aceptada gira en torno a la lírica shakespeariana: “¿Tú también, hijo mío?”. Otros afirman que no pronunció ninguna palabra. Tras el asesinato, los conspiradores huyeron, dejando el cadáver de César a los pies de una estatua de Pompeyo. Tres esclavos llevaron su cuerpo a casa en una litera.

Marco Antonio recogió el cadáver y lo mostró al pueblo. Este quedó conmocionado al ver a su líder muerto. Posteriormente, los soldados de la decimotercera legión trajeron antorchas para incinerar su cuerpo. Los romanos, indignados, arrojaron todo lo que encontraron a la hoguera.

Según el relato que ha trascendido milenios, Calpurnia, la esposa de César, había soñado con un presagio y le advirtió. Sin embargo, César desestimó su aviso con desprecio. También existía un vidente que lo había prevenido sobre los Idus de marzo. Cuando César se burló de él, este respondió que el día aún no había terminado.

Retrato de Tusculum, única efigie conocida de Cayo Julio César que data de su tiempo de vida.

Consecuencias del magnicidio

Las consecuencias del asesinato de César fueron enormes. Su muerte no sólo desencadenó una guerra civil, sino que también alteró la historia romana. El nombre “César” se convirtió en un título común para los emperadores posteriores. Augusto, adoptado por César, cambió su nombre y le dio ese título a su linaje.

A su muerte, quedaron muchas de sus iniciativas sin realizar. Algunas de ellas incluían campañas contra los dacios y los partos. También planeaba construir un templo a Marte y un gran teatro. César quería reformar las leyes y crear bibliotecas públicas.

Con el tiempo, en el lugar de su cremación, se levantó un altar. En el año 42 a. C., el Senado deificó a César como Divino Julio. Esta deificación se volvió una costumbre entre los emperadores. Posteriormente, tras su muerte, surgió una lucha por el poder entre Augusto y Marco Antonio.

Esta lucha culminó en la guerra civil entre Octavio y Marco Antonio, en la cual Octavio resultó vencedor tras derrotar a la flota de Antonio y Cleopatra en Actium, dando como consecuencia el fin de la República y establecimiento del Imperio Romano. Así, la conspiración y el magnicidio resultaron inútiles. César había querido devolver el poder al Senado, pero la autocracia imperial emergió de su trágica muerte y el resto es historia.


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