‘Emilia Pérez’: Una mala película y la hipocresía del vox populi

En esta entrega de la Crónica Rosa, abordamos el escándalo generado por ‘Emilia Pérez’ y la defensa desmesurada de los fans de Selena Gomez ante una actuación que roza lo amateur, así como la hipócrita indignación de un pueblo que, mientras se regodea en su narco cultura, “se forza” a indignarse.

Querido lector, seguramente se cuestionará por qué Amarena ha incluido a ‘Emilia Pérez’ en la Crónica Rosa y no en la sección de Cultura y Entretenimiento. La respuesta es simple: dicho esperpento no merece ni el tiempo necesario para concederle el beneficio de la duda, ni siquiera para ofrecer un rato de diversión o satisfacer la curiosidad morbosa.

‘Emilia Pérez’ encarna todo lo que está mal en la farándula actual: la más profunda banalidad de quienes llevan una existencia distante de los problemas reales del mundo. Esta producción se inserta en una industria corrupta desde sus cimientos, infestada de vicios, abusos, acoso y otras prácticas deleznables, que intentan juzgar e interpretar la realidad desde una visión limitada, al tiempo que promueven el nefasto discurso woke.

Jacques Audiard, director de esta película, demuestra el estereotipo francés de orgullo por su presunta irreverencia, distorsionando los conceptos de iconoclasia y disrupción, confundiéndolos con una mera voluntad de ofender y menospreciar todo lo que tocan, presentándolo como un avance vanguardista. Solo basta observar las últimas olimpiadas para confirmar que esta visión rancia persiste en muchos de los actores del gremio artístico en el país de la Liberté, Egalité y Fraternité.

Sin entrar en un análisis cinematográfico profundo, es difícil pasar por alto la falta de conexión de Karla Sofía Gascón, la displicencia de una actriz experimentada como Zoe Saldaña, y la escritura de un guión que parece haber sido elaborado con una versión gratuita de una inteligencia artificial poco refinada. Sin embargo, es crucial abordar el trabajo casi amateur de Selena Gomez.

'Emilia Pérez'

Es necesario ser claros: Selena Gomez nunca ha sido la actriz más prolífica. A pesar de que su fandom, uno de los más tóxicos en el cuestionable culto a la celebridad, la defiende con fanatismo ciego ante cualquier crítica, su actuación en ‘Emilia Pérez’, que inicia con un manejo del español deficiente, se acerca a lo amateur.

El problema no es que Selena no hable español. A pesar de sus raíces hispanas, ella es estadounidense, y su lengua materna es el inglés; no tiene obligación de aprender el idioma de sus antepasados. El verdadero problema es su evidente falta de profesionalismo. Un actor que se encuentra en las grandes ligas y acepta un papel en un idioma diferente debe contar con los recursos para prepararse, tomando las clases necesarias. En el caso de Selena Gomez, se evidencia una falta de interés que roza el antiprofesionalismo.

En resumen, ‘Emilia Pérez’ es una producción deficiente y cada premio que recibe no hace más que socavar la credibilidad de los galardones cinematográficos, y señalarlo es lo correcto. A este punto, es preciso resaltar la patética y abyecta hipocresía de la opinión pública mexicana, que se desgarra las vestiduras por uno de los vicios sociales más profundos de este país: su ridículo nacionalismo guacamolero.

Es irónico que un pueblo que se enorgullece de la narco cultura, que refrendó en las urnas a un gobierno asociado al narcotráfico, y que por lo general trata el crimen y la violencia con desdén, consumiendo a manos llenas los peores corridos tumbados y las caricaturescas narco series donde los capos son presentados como antihéroes, ahora se sienta “muy ofendido” porque Jacques Audiard ha realizado una película grotesca sobre el crimen organizado mexicano.

El mexicano promedio es el primero en faltarle al respeto a su patria, sumido en una serie de vicios sociales que nos afectan como sociedad. Además, no somos una nación tan relevante como para tener enemigos externos. Los verdaderos enemigos residen dentro de nuestras fronteras: la corrupción, la impunidad, la demagogia de un gobierno destructivo y la apatía de un pueblo que muchas veces se muestra indiferente ante sus propias costumbres poco civilizadas, que obstaculizan nuestra evolución social, romantizando problemas que no son producto de una película repulsiva hecha en Francia.

Podemos y debemos expresar nuestro repudio hacia ‘Emilia Pérez’ sin recurrir a actitudes patrioteras simplistas. Esta ha sido una nueva entrega de la Crónica Rosa de Amarena, un espacio donde hacemos periodismo en estado primigenio.


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