Mario Vargas Llosa, In Memoriam a un liberal en toda regla

Falleció Mario Vargas Llosa, maestro de la literatura en español, reconocido por su maestría con las letra, pero sobretodo, por su valentía y crítica a las dictaduras, el populismo, la vulgaridad y las ideologías opresoras.

Falleció Mario Vargas Llosa, uno de los máximos exponentes de la literatura en lengua española del último siglo, en Lima, la capital de su natal Perú, el pasado domingo 13 de abril.

Su obra literaria es bien conocida, abarcando temas políticos, históricos y sociales en libros como La Ciudad y los Perros, La Casa Verde, Conversación en la Catedral —este último, para aclarar, dista de tocar temas eclesiásticos, ya que la catedral mencionada no es un templo con cátedra episcopal, sino un bar—, Pantaleón y las Visitadoras, La tía Julia y el escribidor, La Guerra del Fin del Mundo, El Pez en el Agua, La Fiesta del Chivo, Tiempos Recios, entre otros.

Ganador de los más altos galardones literarios en nuestro idioma, como el Rómulo Gallegos de 1967 y el Cervantes de 1994, así como del Nobel de Literatura en 2010, Vargas Llosa fue también un hombre que no dudó en defender lo que creía, mostrando sus aficiones y gustos, y rectificando cuando consideraba que algo ya no estaba en sintonía con su visión de la vida.

A diferencia de muchos miembros de la casta intelectual latinoamericana, que son acomodaticios y aduladores del poderoso en turno a cambio de homenajes, cargos honoríficos y misiones diplomáticas —siempre financiadas por los erarios públicos—, Don Mario tuvo el valor de dejar la cómoda tribuna de los opinólogos para entrar en la arena política, siendo candidato a la presidencia de la República del Perú en las elecciones de 1990, donde fue derrotado por Alberto Fujimori en la segunda vuelta.

Uno de sus momentos más brillantes ocurrió frente a las cámaras de televisión, cuando, sin ningún empacho, enfrentó a la élite intelectual mexicana que solapaba “La Dictadura Perfecta” provocando que otro peso pesado de la literatura latinoamericana, Octavio Paz, se sonrojara y generando molestias entre los sectores más patrioteros de nuestra sociedad.

Mario Vargas LLosa

Vargas Llosa fue, como debe ser, un hombre libre, que nunca tuvo miedo de expresar sus pensamientos, cuestionar lo cuestionable y criticar lo criticable, sin temor a represalias, lo que le generó una legión de detractores, especialmente entre los sectores de la izquierda clásica y, hoy, entre lo que llamamos peyorativamente la “caterva woke.”

Con su muerte, han surgido, rabiosos, muchos de esos detractores que sentían una particular aversión hacia Mario Vargas Llosa, quien, además de ser un escritor sublime, nunca permitió que su mente fuera devorada por las larvas de la ideología.

Vargas Llosa fue contundente en su lucha contra las dictaduras bananeras latinoamericanas, encabezadas por el castrismo y el chavismo mientras que muchos de sus colegas escritores e intelectuales los idolatran.

Don Mario aborrecía el populismo, las pulsiones colectivistas y la obsesión por la reeducación promovida por los tiranos de izquierda, al mismo tiempo que detestaba la vulgaridad, tan arraigada como falsa identidad cultural entre los pueblos hispanos, la cursilería nacionalista y la manipulación de la historia con fines políticos.

Así, el domingo de ramos, Mario Vargas Llosa trascendió a otro plano: un liberal, un libertario, y una mente cuya esencia los opresores de hoy, disfrazados de guías “buena onda” tratan de erradicar.

Una pena; realmente nos hará falta.

Que descanse en paz.

¿Ya leíste la revista digital?, ¡no te la pierdas!


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *