Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, XVIII titular del ducado de Alba, fue un referente cultural en el mundo hispano. Su legado trasciende la aristocracia, convirtiéndose en un símbolo de estilo y autenticidad para generaciones.
María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva, conocida popularmente como Cayetana de Alba o la duquesa de Alba, nació en Madrid el 28 de marzo de 1926 y falleció en Sevilla el 20 de noviembre de 2014. Su vida estuvo marcada por su estatus nobiliario y una destacada personalidad que la convirtió en uno de los referentes más importantes de la aristocracia española.
Como XVIII duquesa de Alba de Tormes, XI duquesa de Berwick y Grande de España, Cayetana fue la tercera mujer en ostentar estos títulos por derecho propio, lo que la sitúa en la memoria colectiva de la nobleza española. Su legado abarca no solo aspectos históricos y políticos, sino que también se extiende al ámbito de la moda. Cayetana era reconocida por su estilo único y sin restricciones, que desafiaba las convenciones de su estatus. Con una herencia de 46 títulos nobiliarios y 14 veces Grande de España, su vestimenta reflejaba su nobleza, aunque de una manera que era tanto sofisticada como audazmente original.

Desde sus juventud hasta el final de sus días, Cayetana siempre se mostró fiel a su naturaleza aristocrática. Su elección de vestimenta, que mezclaba con maestría lo clásico con lo moderno, definió su estilo personal. Aunque en la juventud optó más por un estilo clásico con tonos neutros propios de las décadas de 1940 y 1950, con el tiempo se permitió experimentar con colores vibrantes y estampados audaces. Era común verla con piezas que incorporan colores como el rosa, morado, rojo o azul, a menudo adornados con estampados elaborados. Este giro hacia un estilo más boho-chic o hippie destacó su espíritu libre y rebelde.
Además, arraigada a sus raíces andaluzas, no era raro verla en atuendos tradicionales que incluían mantillas o vestidos típicos mientras disfrutaba del flamenco. Entre los diseñadores que vestían a Cayetana se encontraban nombres icónicos como Balenciaga, Manuel Pertegaz, Roberto Verino y Victorio & Lucchino, lo que demuestra su fuerte conexión con la moda española.

Hitos de estilo a partir de un vestido de novia
Cayetana contrajo matrimonio en tres ocasiones, cada uno de sus enlaces reflejando su evolución estilística. Su primer matrimonio con el aristócrata Luis Martínez de Irujo, el 12 de octubre de 1947, fue un acontecimiento memorable, donde llevó un vestido diseñado por Flora Villarreal y una tiara de perlas y diamantes que perteneció a Eugenia de Montijo. Tras la muerte de su primer esposo en 1972, se volvió a casar, en 1978, con el escritor, académico y empresario editorial, Jesús Aguirre, luciendo para esa ocasión un vestido floral diseñado por André Laug que resonaba con su estilo en ese momento.
En 2011, tras 10 años de viudez de Aguirre, Cayetana contrajo su tercer matrimonio, esta vez con el funcionario Alfonso Diez, fue celebrado con un vestido creado por sus amigos, los diseñadores sevillanos Victorio & Lucchino, marcando otro capítulo en su vida. Su evolución no solo se limitó a las piezas que elegía, sino que también incluyó su icónica cabellera, que transitó desde recogidos con suaves ondas en su juventud hasta una melena larga y rubia en los años 70, y finalizando con un cabello afro que mantuvo hasta su muerte.








La duquesa de Alba, el icono
Cayetana de Alba no solo reclamó su lugar en la aristocracia con gracia y elegancia, sino que se convirtió en un símbolo de empoderamiento para muchas mujeres. Su estilo rompía moldes y mostraba que la verdadera belleza y autenticidad se originan desde el interior. Cayetana será recordada no solo como duquesa, sino como una figura que inspiró a generaciones a expresarse sin límites y a abrazar su verdadera esencia. Su legado persiste, recordándonos que la verdadera elegancia radica en ser auténtico.
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